(…) nuestra educación conformista y represiva
parece concebida para que los niños se adapten por la fuerza a un país que no
fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen y engrandezcan.
GABRIEL
GARCÍA MÁRQUEZ.
Por
un país al alcance de los Niños. (1994)
Por:
Iván Graciano Morelo Ruiz
ivanmorelo@yahoo.es
Después de haber revisado las memorias del
Foro “Conversatorio sobre pobreza y
desigualdad”, realizado en el Museo de Antioquia de la ciudad de Medellín, en
septiembre de 2010, las conclusiones constatan aquello que tanto conocen, por
experiencia directa, buena parte de la población antioqueña que “Antioquia es
el Departamento donde mayor desigualdad social se presenta”, afirmación nada novedosa, puesto que no son
pocos los foros convocados por entidades del sector público, trabajos de tipo
académico, y otros eventos en los cuales se ha venido señalando reiteradamente
tal realidad y entrar en consideraciones
sociológicas o políticas sobre el tema, (que bien merece una mirada desde esa índole), mi interés se enfoca en los
ambientes escolares.
Los estamentos educativos no son ajenos a la
situación señalada, porque en la mayoría de instituciones públicas, sin
diferencia de contexto, se presenta un dilema pedagógico para los
gobiernos escolares: de una parte, la carga de estrés de los
muchachos, como resultado de la exigencia académica (lo
cual, a veces, resulta provechoso hasta cierto punto, debido a que
mantiene a los estudiantes activos), pero en otra dirección, la
fatiga mental causada por “el problema estomacal” (léase hambre
física) conlleva, al final de cuentas, deserción escolar, desmotivación,
irritabilidad, migraña, sueño, lentitud, indisciplina, evasión
frente a las exigencias académicas.