La historia que me contaron los pedacitos de lápices


Por: Edelmira Castrillón Zapata. Asesora Psicológica

El maestro Iván Graciano nos trae pedacitos de lápiz,  papel y madera, que son denuncia y propuesta, un intento de enrostrar lo que está pasando aún, revelando lo que es evidente pero invisible por lo cotidiano. Las tablas de pupitre nos ponen ante la presencia de un pasado actual, prácticas pedagógicas que considerábamos del pasado... problemas actuales
Los personajes de sus obras son niños y jóvenes anónimos de cualquier escuela o colegio público, de la ciudad o los pueblos, con angustias similares, necesidades, problemas, llamado y denuncia que chocan  con la indiferencia, la ignorancia, la rigidez, el temor, la negativa al cambio. El artista hace desfilar en su obra actores reales, de personajes ficticios, ideales o reales, extraídos de su propia cotidianidad.

A propósito de Historias en garabatos, a lápiz


Por: Edelmira Castrillón Zapata. Asesora Psicológica

El Maestro Iván Graciano Morelo, nos pone de cara frente a una realidad invisibilizada en la escuela; asistir a su exposición es encontrarse con los diversos rostros de los niños, niñas y jóvenes que transitan las aulas, pasillos, patios, que viven  o sobreviven la escuela, que también es una forma de habitar el mundo cotidiano escolar  
El pupitre es un  referente del proceso escolar, sobre ese objeto se materializan muchos aspectos del proceso educativo, aún en el siglo XXI con los avances de las tecnologías  y las propuestas pedagógicas innovadoras, la consignación de notas, la postura y compostura siguen ligadas al pupitre,  sobre el que se sientan los y las estudiantes y asientan sus escritos, sean notas de clase, trabajos, pensamientos, sentimientos, frustraciones o simplemente “escaparse” de la clase, ubicarse en otro asunto, para pasar el tiempo y el tedio que genera el medio, la familia, el maestro o la situación escolar.

Diluvio


 Es diciembre y ha llovido sin interrupción desde octubre, diosecillos meteorológicos predicen que los aguaceros continuaran ahogando a pueblos ribereños, sin embargo,  un alud de tierra acaba de sepultar a cuarenta y cinco hermanos míos, habitantes de una  de las laderas  del Norte de una ciudad a la que llamo Babel.

Embarque


Por: Iván Graciano Morelo Ruiz
ivanmorelo@yahoo.com

Era  día de embarque en la finca bananera El Silencio. Cada jornalero se dedicaba calladamente a su labor diaria, sin rochelear pelando la muelera como era costumbre,  corrían rumores de la existencia de una lista negra, de que iban a hacer una “limpieza” en aquel lugar.  En medio del sopor de la tarde hirviente,  el atronador eco de tres disparos atravesó la plantación y llegó hasta la empacadora. Todos allí se miraron con ojos temerosos y como preguntándose  quién sería el  “muñeco”.

Oficio negro

Por Iván Graciano Morelo Ruiz
ivanmorelo@yahoo.com

Vive en la zona rural de  La Estrella, municipio colgado al sur del Valle de Aburrá. Se llama Gerardo Bedoya,  pero nada que ver con el conocido futbolista colombiano. Los únicos guayos que ha calzado, los de la lucha diaria,  se los ha puesto para hacerle frente a las durezas de la vida de carbonero. Juega de otra manera, gambeteando a las llamas: “Llevo 60 años jugando con candela”, dice  Bedoya. Desde niño se inició en el arte negro de la carbonería, el cual ha ido perfeccionando a través del tiempo y los quemones, hasta lograr un producto artesanal con calidad de exportación. La materia que transforma en primitiva fuente de calor es la madera. Recoge cuanto chamizo seco se le atraviesa por los andurriales que transita; recibe generosas donaciones de chasca y troncos carbonables que le ofrecen los vecinos compasivos y desocupados, pero jamás corta un árbol. Forma  montañitas de mercancía, carbonales,  ciento por ciento ecológica, pura. De eso vive. Posee  buena fama en la región, carne que se

URABÁ, UN MAR DE TINTA.

Por: Iván Graciano Morelo Ruiz
ivanmorelo@yahoo.com

Coincidiendo con la idea de ver a Urabá  desde el arte como un componente del patrimonio material e inmaterial, creo que los pintores, escritores, músicos, escultores, la misma comunidad desde la cotidianidad,  vienen haciendo posible que la gente de otros lugares puedan hacer  una lectura, desde la  estética, más comprensible de la región; gracias a la poesía, la música,  la pintura,  la escultura,  la narrativa oral y escrita; muchos de estos artistas de Urabá o que residen en la región, han   logrado proyectar su obra   más allá de los límites de la tierra caliente, “ de las bananeras”, como suelen decir  mis coterráneos. 

INVITACIÓN A CHISMOSEAR CON SENTIDO PEDAGÓGICO.


El “chisme pedagógico” al cual me quiero referir aquí no responde, para frustración de muchos expertos murmuradores, al cotorreo libertino, baboso y pernicioso que tanto se ve entre, incluso, reputados docentes, porque quiero invitarlos es a “chismosear”, con altura y, sobre todo, con responsabilidad ética.

Que tal si, para entrar en materia, comentáramos temas como los postulados teórico-metodológicos de la llamada “revolución educativa”, y sus implicaciones en nuestro contexto cultural específico. Les confieso que me gustaría estar en medio de un agitado compadreo o comadreo en el que se discutan con entusiasmo, por ejemplo: El valor educativo de los ensayos escritos por Miguel de Zubiría Samper, Estanislao Zuleta, William Ospina, los postulados de  los autores del pensamiento complejo, el último libro que leímos, y en el que descubrimos nuevos elementos con los que mejorar la enseñanza escolar.